Era el 4 de Julio de 1993, en el estadio Monumental de Guayaquil, Ecuador, se jugaba la final de la Copa América de naciones entre Argentina y México. El cuadro albiceleste había tenido un mediocre desempeño teniendo en cuenta que era el vigente y último campeón del torneo continental.
Las cosas no habían sido fáciles para el Técnico de aquel entonces de la Argentina, el Coco Alfio Basile, y el equipo no había podido desplegar todo el potencial que había mostrado durante todo el ciclo.
Fue entonces, en ese momento de dificultad donde apareció esa tarde Gabriel Omar Batistuta, "el último de los mohicanos", y a fuerza de sangre de campeón, explotó toda su potencia aniquilando en dos corridas devastadoras a México. Dos goles de gran repertorio, derecha y zurda bastaron para levantar la copa en esa calurosa tarde de Ecuador.
El gran batigol, el rey león, el emperador, como quieran llamarlo, sería el último de los grandes dioses del fútbol argentino en titularse como campeón de un torneo oficial de FIFA con la selección argentina; "el último de los mohicanos"...
Y ese gran triunfo sería...el principio del final...para la gloriosa hasta ese entonces selección argentina.
Puedo dar fé como co-generacional de Batistuta, que en su momento, durante la década del 90, no se valoró en toda su dimensión estos títulos que Argentina ganara de la mano del Coco Basile, con la dupla Batistuta-Caniggia como arma fundamental; por parte del periodismo en general. La prensa deportiva tiene y tuvo siempre una conducta permanentemente negadora de cualquier fenómeno emergente bueno o malo que ocurriera. Con esa perspectiva muchas veces se criticó o se dejó de valorar grandes exponentes de nuestro fútbol, muchas veces reivindicados en el exterior, como todo buen profeta que no puede serlo en su tierra. En aquel entonces Batistuta, por no responder al típico modelo de futbolista argentino, hábil, ligero, pícaro...muchas veces era despreciado por la prensa local, y el medio del fútbol en general...técnicos, jugadores etc. Todos recordamos el episodio Batistuta-Passarella donde este último dejó ir de River Plate al gran goleador por gordito y limitado técnicamente. Luego Batistuta triunfaría con el cuadro rival de toda la vida; Boca Juniors.
Como fuere que ocurrió, el medio del fútbol no tomó dimensión del gran valor que tendrían a posterior la cosecha de títulos de aquella generación argentina comandada por Batistuta y Caniggia y que tenía como técnico a Basile. También es verdad que el país venía de vivir varias generaciones de triunfos internacionales de la selección, desde el gran matador Mario Alberto Kempes, que se alzara en la gloria con la Copa del mundo de Argentina 78; hasta el reinado mundial de Diego Armando Maradona hasta Italia 90; y esto hubiera empachado al público futbolero de triunfos, tanto, que no sintiera especial aquello ocurrido por última vez en Julio de 1993. Quizás inconsciente de l que vendría a futuro.
Podríamos hacer también una lectura más holística del asunto, y decir que la sociedad en los noventa se agitaba en un exitismo promovido por el perfil neoliberal del gobierno de Menem. La farandularización (si me permite el término) de las cosas, el plan a corto plazo, sin medir las consecuencias, el fin justificando los medios...cualquiera sea el camino sin evaluar los resultados colaterales del mismo...eran características comunes de una sociedad argentina que estaba haciendo sus primeros ensayos de adaptación a un mundo emergente llamado "globalización".
En aquel entonces, el país abría sus fronteras definitivamente al narcotráfico, para asentarse como una industria nacional más. Las villas miserias comenzaron a proliferar en el gran Buenos Aires y resto de país con toda clase de asentamientos fruto de políticas sociales que abrían la brecha entre dominantes y clases sociales bajas. El fútbol servía de salida laboral para toda clase de delincuentes ligados a actividades criminales que ejercían las famosas barras bravas de los clubes argentinos. La actividad delictiva incrementaría durante esa década como nunca antes había ocurrido en la historia del país.
Como paleativo para una realidad social que comenzaba a desintegrarse, la gente en general depositaba en el fútbol todas sus frustraciones personales y colectivas que un gobierno acultural como el de Carlos Menem, que ofició de "vaciador" y vendedor de recursos nacionales; les había generado.
Con este diagnóstico general de una sociedad y un estado que vendía sus recursos nacionales en un "sálvese quien pueda" y en medio de una globalización creciente la sociedad argentina se volcaría definitivamente a un pensamiento exitista, vacío de algún contenido. Con este mapa social emergente la nueva argentina no necesitaba pensadores o filósofos, mucho menos ejemplos a seguir; sino nuevos animadores de la nada misma como Tinelli o Susana Giménez, en el ámbito del entretenimiento, y personajes oscuros como Mauricio Macri venidos del sector empresarial (de una oscura procedencia familiar en tiempos de represión) a la nueva dirigencia política. Faltaba el apoyo de grandes payasos y mimos del periodismo..."Bernardo Neustadt" llegaría a ocupar ese trono de las medias verdades para contarle los martes a la gente por la tv, aparato tramposo si los hay.
Los comunicadores empezaron a oficiar de jueces sociales sobre los distintos aspectos de la vida del país y la gente aceptó ese juego de no tener que pensar y averiguar nada, porque la tele tenía en sus distintos horarios las grandes verdades que otrora la humanidad hallaba en escritos sánscritos. La vida cotidiana en un mundo liberal globalizado era fácil de asimilar para el ciudadano común, y si es fácil qué mejor?...
Ante este "nuevo país", el fútbol también sintomatizó las problemáticas generales de la sociedad. Se abrieron las fronteras a nuevos mercados, aparecieron los primeros teléfonos móviles, las distancias se acortaron...y todas las fronteras comenzaron a parecerse. Los negocios de todo tipo legales y no tanto proliferaron y como rezaba el tango Cambalache "el que no afana es un gil ...Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón...Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor."
Así estábamos cuando recibimos la década del 2000, abiertos a cualquier cosa que nos asegurara alguna clase de éxito, válgase reconocimiento del otro hacia uno, a cualquier precio y de cualquier forma. El fútbol no fué la excepción, y muchos empresarios comenzaron a emigrar al gran deporte rey en calidad de "dirigentes", que haciendo honor a su rol, "dirigían todos los recursos de los clubes a sus bolsillos", dejando nefastas deudas y turbios documentos que nadie quería revisar para no ser el primero en tener que lanzar la piedra, acusando algo.
De pronto los clubes perdieron ese espacio y rol de recreación social o formadores deportivos y comenzaron a tornarse fábricas de promesas que urgía vender a cualquier costo, para seguir nutriendo deficientes cuentas públicas como parte de operaciones que también incluían los nuevos papas del fútbol, "los representantes".
Cada vez más los futbolistas no terminaban de formarse como deportistas maduros en su actividad, y tenían que emigrar a cualquier mercado, sin importar si estos ayudaban a construir sus carreras, o a devastarlas con transferencias a veces insólitas a ligas como Qatar, China, etc.
Los planteles dejaron de tener referentes históricos, ante la falta de tiempo de madurez de los jugadores. Los viejos capitanes, fueron reemplazados por casi juveniles en calidad de tal cosa. Bastaban una o dos temporadas en un club, con un rendimiento regular, para ser transferido al exterior que ahora sin restricciones de extranjeros o extra comunitarios, las ligas principales del mundo ahora abrazaban cualquier extranjero. Y la calidad de estos paquetes dejó de ser una prioridad a la hora de evaluar las compras deportivas.
Ya no era necesario demostrar años en un club las condiciones básicas para liderar equipos extranjeros en una posterior venta, no. Bastaba más bien para el futbolista una digna actuación en su club en un breve tiempo, y vital la intervención de un buen representante vendedor de humo para luego estar jugando en las mayores ligas del planeta. Jugadores como el Piojo López, el Kili González, Maxi López se hacían del protagonismo de ligas como la italiana o la española, que históricamente gozaban del máximo respeto. Claro que el hecho que nos hace reflexionar, es que si estos futbolistas nombrados a manera de ejemplo, hubieran en otro tiempo podido ser considerados por los principales clubes del mundo merecedores de transferencias, para luego ser referentes mundiales o jugadores "franquicia". Seguramente la respuesta es NO. Es difícil imaginar al Milan de Arrigo Sacchi, optando por comprar al piojo López en vez de Marcos Van Basten, dos veces campeón de Europa con el Milan, campeón de Europa con Holanda y tres veces ganador del Balón de Oro.
Esta perspectiva más clara de entender el verdadero motivo que empuja futbolistas argentinos y de todas partes a llegar a Europa y otros mercados; nos permite analizar con más responsabilidad y detenimiento los jugadores de la selección de hoy. Sobre todo, porque están en el foco de la discusión tras haber cosechado tantos malos resultados siendo en apariencias tan buenos futbolistas. Messi, Mascherano, Higuaín, Agüero, son los más destacados entre varios apellidos de una generación que no supieron conseguir título alguno oficial para la selección argentina pero si ensanchar las vitrinas de los clubes extranjeros donde juegan. O eso dicen.
Dejando de lado a Messi, claramente el mejor jugador del mundo de esta era (pero preso de un fenómeno personal que no cabe analizar en esta nota no por menos importante sino por extensión), analicemos el verdadero nivel de sus compañeros, muchas y tantas veces aclamados por la prensa como la elite del fútbol mundial. Son verdaderamente la elite?.
Si bien han tenido destacadas carreras en clubes extranjeros a nivel individual, también es verdad que en general las grandes ligas del fútbol europeo han bajado el nivel expuesto en los últimos 20 o 30 años. Y en esto, hay que hacer apellidos para entender el calibre de lo que se ha perdido. Apellidos como Roberto Baggio, Alessandro del Piero, Ruud Gullit, Cristian Vieri, Ronaldo el brasilero (quizás el mejor jugador de la historia luego de maradona o junto a él) Clarence Seedorf, Thierry Henry, Didier Drogba, Ruud Van Nistelrooy entre cientos más, son el reflejo de una era dorada dentro del fútbol moderno o profesional donde quizás se tocó un punto máximo de rendimiento tras prácticamente cien años de la práctica del deporte más espectacular del mundo. Luego del ocaso de estas verdaderas leyendas, las canteras del mundo no pudieron o supieron reemplazar futbolistas tan logrados con jóvenes valores que pudieran dar continuidad a las mejores ligas del mundo en el máximo nivel de expresión deportiva.
Muy por el contrario, los apuros de mercado antes citados malograron la continua aparición de leyendas de esa magnitud. Además, el sistema de los medios de comunicación jugaría un papel fundamental para torcer esa formación de la que hablamos.
Avanzada la década del 2000, el mundo rápidamente entendió el rol fundamental y determinante de las redes sociales. Internet ya se había instalado en la vida cotidiana de todo el mundo. Las empresas estaban más interesadas en vender sus productos en la línea que procurar hacer algo bueno de ellos. Y esto ocurría también en el fútbol. Era más apropiado un buen resúmen de la corta carrera de un futbolista editado en un video de cinco o tres minutos subido a YouTube, a producir un exponente de calidad. Un buen compilado editado, cumple la premisa publicitaria que pregona que "una imágen" vale más que mil palabras. Y también es más barato, porque un futbolista de elite mundial requiere un reclutamiento temprano por parte de las divisiones inferiores de un club, pagar su alimentación, estudio y formación en general, como individuo y como deportista. El "que parezca" terminó siendo un negocio redondo para todos. Quizás menos para el espectador de fútbol.
De hecho se habla mucho de nuestros crácks en el mundo, pero perdemos de vista que El Real Madrid dejó ir a Di Maria de sus filas, teniendo como objetivo solo retener a Cristiano Ronaldo y a Gareth Bale, considerados "vitales" e intransferibles. Ni hablar que luego Di Maria no logró explotar en el Paris St Germain y fué vendido a cualquier parte, para luego ser repatriado por los franceses vaya a saber con qué operación turbia o finalidad similar.
Se pregona hasta el cansancio que estos futbolistas fracasaron en la selección pero triunfaron en sus clubes en Europa. Esto no es verdad. Si vamos a los bifes (disculpen las maneras) existen dos cumbres en el mundo del fútbol, dos metas máximas a lograr como futbolista de elite. Cada una de ellas con selección y equipo respectivamente. Una es el mundial de fútbol se selecciones. La otra es la Ueffa Champions League a nivel de clubes. No se puede tocar un cielo mas alto como profesional del balón, que no sea uno de estos dos premios deportivos.
Ya sabemos que el primero, el mundial, no se alcanzó por parte de esta y anteriores generaciones de jugadores, pero en el desconocimiento de la gente, más la contínua operación de marcas, empresas y periodistas en los medios e internet: se sobreentiende que la segunda meta, si la lograron, la máxima gloria europea de clubes y claramente no es así. Cada apellido de estos, Di Maria, Higuaín, el Kun Agüero, etc, fueron todos comprados, con el claro objetivo de los clubes top del mundo de conquistar la Champions, la tan preciada copa del viejo continente. Y nunca lo lograron. Ni el Real con el pipa, ni el PSG con Di Maria (si bien este la había conseguido pero como parte de un grupo muy potente de jugadores encabezados por Gareth Bale y Cristiano Ronaldo por lo que el argentino no pudo destacarse individualmente como máximo referente de ese plantel), ni Agüero con el City (a pesar de las millonarias inversiones de grupos extranjeros dirigentes del club inglés) pudieron en tantas temporadas levantar la famosa "orejona" como le llaman al trofeo. Entonces, dónde y cómo se proclamaron la ELITE del fútbol mundial estos muchachos?...claramente en los medios de comunicación...e internet con youtube y redes sociales; donde hoy en día se cocina todo lo que necesita venderse o decirse.
No es de extrañar entonces que siendo una falacia el nivel mundial que dicen que estos chicos tienen, no resulta extraño que hayan cosechado ningún título con la selección argentina. Es decir a mayor información sobre el caso, menor es la desilusión, ya que los datos hablan por si solos. En cambio el gran público argentino sufre ciertamente una suerte de "inesperada sorpresa" cada vez que estos tristes actores han sabido desilusionar una y otra vez a la patria futbolera.
Finalmente está la propia conducta de los actores en cuestión como un elemento más que no ayuda a cambiar esta desesperante situación de no ganar nada en 23 años. Estos chicos fruto de una Argentina anárquica y globlizada; son celebrados como una especie de ídolos del rock, al mejor estilo Rolling Stone, o algo por el estilo; donde se alejan de la gente en hoteles, recepciones fastuosas, vuelos de la más alta categoría y toda clase de sofisticación propia de una elite social, en la que ciertamente viven y son parte. Pero claramente ellos no han sabido hacer nada para ganarse el cariño de la gente, el respeto de la misma y devolver algo de tanto (dinero, fama etc) que han recibido en sus agraciadas carreras. Ellos, estos jugadores, crecieron oyendo relatos de VERDADERAS LEYENDAS, como Kempes, Maradona, Caniggia y Batistuta, peor nunca se comportaron como tales. Al contrario, una actitud inmadura y carente de verdadera hombría, ha sido la marca que han llevado estos players cada vez que han enfrentado una situación límite, como un partido final.
Ha sido claro que en esas instancias decisivas, y donde ya toda la parafernalia de los medios resulta inútil como apoyo ante verdaderos obstáculos como son el adversario y toda la fuerza en contra que representan; estas generaciones han sentido todo el miedo deportivo posible, deportivo como consecuencia de un miedo más profundo y básico como es el miedo personal al fracaso. Sobre todo si la construcción de sus egos se ha basado siempre en un exitismo fácil de llevar y de presumir. El resultado final todos lo sabemos. TRES FINALES DE FIFA PERDIDAS. Por los motivos que fueran....creo han sido bien expuestos en este ensayo cuales fueron.
A estos fracasos deportivos le sumamos un país, que produce DESDE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN estos farsantes de la gloria porque necesitan vender los ídolos de barro ante la falta de verdaderos ejemplos que motiven valores en la sociedad; en un tiempo donde sobre todo urge compensar tantas injusticias sociales y el fútbol es un buen opio. Poco es el tiempo que se necesitan para que estas "operaciones mediáticas" dén su fruto entre generaciones de jóvenes que adoptan estos modelos del éxito futbolero y en la vida. A su vez el consumismo que ejercen las personas sobre cualquier noticia o cosa relacionada a sus ídolos, se transforma en el motor o disparador de la fama total de estos ídolos de barro. Como consecuencia final, algún club europeo se encargará de comprar y hacerse con los servicios de estos futbolistas que se asegurarán el mejor futuro económico posible. Y sin dudas también se venderá (como si lo anterior fuera poco) en estos pagos; que están triunfando en el exterior, lo que llevará a la segura convocatoria de una desgastada y triste selección argentina de fútbol...que los abrazará para fracasar nuevamente en algún torneo oficial más...
Pero atentos...no es solo el fracaso de estos futbolistas argentinos y los próximos que vengan...no es solo un fracaso deportivo; sino es el fracaso de toda una sociedad exitista y bien aprendida en los 90, a no ser el "gil" que denuncia el tango Cambalache...
"Así llevamos 23 años...desde la tarde de Guayaquil del 4 Julio de 1993, donde no había internet ni celulares, ni las cosas se producían en un set o productora...
ese día histórico, donde las cosas aún pasaban de verdad; "el último de los mohicanos" haría por última vez y para siempre, sus dos corridas letales hacia el arco rival con su melena rubia y su rugido de gran rey león....cortando el pasto con dos macetas de mármol gringo y asesinando un arquero que nada quería estar allí para su fusilamiento deportivo; la bestia llenándose las fauces de gol con el rugido del viento...entraría eternamente en el olimpo de la gloria...LA GLORIA DE VERDAD".